La forma ideal de guardar el sleeping bag, o saco de dormir, es guardarlo extendido, sobre todo si se trata de un saco pensado para fríos extremos. Con esto aseguras que el relleno del saco mantenga su esponjosidad que es una característica fundamental para la aislación térmica.
Yo dejo mis dos sacos extendidos en la parte superior del closet (armario), o puede ser también debajo de la cama, envuelto en una bolsa que evite el polvo. El saco además debe estar ventilado. Lo malo de esto, es que ocupa bastante espacio, pero todo depende de cuánto valores tu sleeping bag y el uso que requieras. Para uso en climas muy fríos es aconsejable hacerlo así.
La segunda mejor forma es enrollado con muy poca presión.
Lo peor es dejarlo dentro de su bolsa, apretado, ya que las fibras no recuperan toda su esponjosidad y perderá gran parte de su capacidad de aislación. Piensa que el mejor aislante son las bolsas de aire que quedan entre la maraña de fibras. Si aplastas estas fibras, tendrás menos bolsas de aire.
Esto es tanto para sacos de fibras sintéticas como de pluma.